19 dic 2010

Lake Nkuruba, trabajo forzoso en la casa del señor, y cráteres volcánicos...

Lake Nkuruba y sus lagos en cráteres volcánicos...
Y claaaarooo... todo el tema de los gorilas y del parque nacional, y la caminata con mochila, y algunos otros etcéteras, nos dejaron de cama jodido... Por lo que nuestra siguiente parada en el pueblo de Kihihi, que primeramente había sido planificada para ir a testear el Queen Elizabeth National Park, terminó haciendo de centro terapeútico y rehabilitación a esta pequeña banda de delincuentes de poca monta.

Como todavía nos sentíamos algo culpables por andar de bandoleros por los parques nacionales, decidimos que lo mejor era ver si encontrábamos la manera de pedirle perdón a Dios, nuestro santísimo padre, cuestión de que no nos corte el crédito de la buena suerte y todas esas cosas.

Así fue que dentro de la página de couchsurfing.org (uno de los mejores inventos del siglo), logramos encontrar el lugar perfecto para la absolución, directamente en el corazón de nuestro siguiente destino, el lago Nkuruba, hecho que confirma que efectivamente Dios si está en todas partes.

En todas partes dije...
No voy en moto, voy en camión...
Increíble señores que nuestro siguiente hospedando fuera un cura que vive en tal tremendo paraíso natural, cuyos protagonistas principales son unos llamativos lagos formados dentro de cráteres de origen volcánico. No quisiera pasar por alto además, el detalle de que el cura administra un hostal que está funcionando y subsistiendo a los pies de uno de estos cráteres/lagos, lo que ya me daba sospechas que...

Dios existe, ya no me quedan dudas, y en este caso es evangélico, y lo bueno es que parece que este dios es un poco más flexible y les permite a sus servidores tener una esposa, evitándole la condena de tocarse para siempre y el riesgo de sufrir severas desviaciones y perversiones que deriven en cualquiera.

Pusimos el dedo en marcha e hicimos una parada estratégica y pasar la noche en Fort Portal. Finalmente llegamos a Nkuruba el siguiente día pasadito el mediodía... luego de surfear a unos policías medio zopencos (como casi todo policía) que nos llevaron a cualquier lado, no nos entendieron nada y nos atrasaron el encuentro con nuestro santo redentor. El recibimiento no pudo haber sido más acogedor. El cura, junto a toda su familia, nos estaban esperando con la mesa lista, la comida servida y con el cuarto impecable...
Vista desde el hogar del señor...
Pastor Bosco y esposa...
De espaldas a la fortuna...
Charlando con Bosco, pudimos entrever rápidamente que era un tipo con real vocación de ayudar, y no lo digo solamente por cómo nos recibió, sino porque además de administrar el hostal, estaba a cargo de un orfanatorio compuesto por más de cien niños que, o habían perdido los padres, o necesitaban ayuda por algún muy triste motivo. Los conseguía alimentar y mandar al colegio, cosa que me pareció bastante admirable y mucho más que respetable. De ser posible, imitable. Un misionero de estos que da la impresión de ser serio de verdad.

Así fue que conseguimos un hogar, un acceso gratuito al lago con sólo nombrar al pastor, y dos platos de comida diarios que muy generosamente 
nos obsequiaban.  Además, nuestro anfitrión nos consiguió rápidamente trabajo, a través del cual, absolveríamos nuestros pecados de los últimos meses y justificaríamos nuestra presencia en el lugar.

Pagando deudas...
Dale, dale que terminamos y nos vamos al lago...
Corrigiendo errores ajenos...
La tarea consistió en la confección de un cartel que sería ubicado en la ruta para publicitar el hostal, trabajo al que nos dedicamos muy gustosamente durante las siguientes mañanas, y alguna que otra tarde, más aún cuando se desataban las interminables e intensas lluvias que se dan por ésta época del año en la zona. La nota de color, y lo más llamativo del comportamiento del misionero, fue que además de todo lo que hizo por nosotros, le encargó a su mano derecha y responsable del mantenimiento del hostal que nos proveyera de marihuana. Nos había preguntado si fumábamos, y como no se miente en la casa del señor, le dijimos la obvia verdad: “sí”.


Me hago el distraido...
Me hago el distraido bis...
La palabra capo le queda chica, y si bien el tipo nunca dejó de parecerme muy extraño, tengo que reconocer que me hizo sentir un respeto mucho mayor que el que hasta el momento sentía por los servidores del señor. Una persona abierta, enfocada directamente en lo que hace, facilitándole la vida a todo el mundo, con pocos tabúes, y de una remarcable generosidad. Un aplauso sostenido por favor... Deseamos fervientemente que este tipo de personas se multipliquen y no se dividan (cuac).

El resto del tiempo que tuvimos para pavear, lo invertimos en caminatas por los alrededores y visitas a un pueblito cercano que no recuerdo el nombre, pero que ciertamente es una maravilla. Estático en el tiempo, con un ritmo de vida absolutamente propio, de mucho carácter, y gente que en su mayoría portaba caras alegres y buen humor.


La familia y algunos chicos del orfanato...
La misma foto que arriba... para que no se la olviden...
De acá a me la meco casi no hay distancia...
Regresando desde este pueblito en una caminata nocturna, la ruta nos regaló un espectáculo que sólo habíamos tenido la posibilidad de presenciar en Mindo, un pueblo ecuatoriano al norte de Quito. Como en aquella oportunidad, miles y miles de tábanos y luciérnagas alumbraron nuestro camino de vuelta a casa, en un área donde uno no puede, aunque quiera, verse la mano por la intensa oscuridad reinante. De a poco, pequeñas luces amarillas y naranjas se empezaron a prender y a apagar anárquicamente y en simultáneo, imprimiéndole a la caminata un brillo y una belleza irreproducibles. Aprovecho para decir que sigo sin poder creer que haya bichos que tengan la capacidad de generar luz.

Para terminar las memorias de la estadía en esta maravillosa parte del país, les cuento que tuve la suerte de hacer una caminata vespertina por un camino elegido al azar que me fue conduciendo hasta un lugar llamado “Top of the world”. Con mucha lástima tengo que decir que no tengo fotos porque no había llevado la cámara conmigo. El lugar era exactamente eso, un mirador en una de las montañas más altas de la zona, que regalaba una vista de 360 grados, con el gran condimiento de exhibir simultáneamente cinco de los cráteres volcánicos de la zona.

Se va haciendo tarde...



Redimidos...
Foto facha facebookera...
Por lo demás ni más... los dejo con nuestro producto final terminado. Creemos que hicimos un trabajo digno, y por eso también nos creemos absueltos de nuestro pecados... Dejemos entonces que la vida continúe, y que por favor nos lleve rápidamente a la capital del país... Kampala. Nos vemos en la próxima.

Si hubieran visto el que había no pensarían que es tan choto...
Un poquito de sabado por la maňana en Fort Portal...

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